
Que hace falta para cambiar tus planes?

Todas las cosas que hacemos, decimos y pensamos están influenciadas en mayor o menor medida. A menos que estemos de por vida en la cama y sin movernos… cualquier día cotidiano es perfecto para que ocurran cosas que nos influyan en la toma de decisiones que darán lugar o ese mismo día, próximamente o en un futuro aunque sea lejano.
Bien… a lo largo de un viaje cualquiera, ya sea de 3 semanas o 2 años, van a ocurrir tantas cosas que las decisiones vuelan a la orden del día, uno tras otro. Y ahí es cuando cobra protagonismo mi pequeño relato, una reflexión de qué hizo falta para cambiar de opinión y seguir un consejo que no entraba en mis planes.
A partir de entonces los próximos días iban a ser muy distintos a lo que pretendía cuando salí de casa.
Fitz Roy? Pues no!
Eso tenía pensado… pero me di cuenta de que me estaba metiendo en una corriente turística y eso no era lo que venía buscando. En Torres del Paine sentí por primera vez esa sensación al verme en una cola de entrada cual parque de atracciones.

Entrada al Parque Nacional Torres del Paine
Luego llegó la visita exprés al Glaciar Perito Moreno y digo exprés porque apenas estuve un día. Fitz Roy iba a ser un destino maravilloso y suponiéndolo quise reservar una serie de días para recorrer ese lugar, así que tal y como conté en el post sobre la excursión al Parque Nacional Los Glaciares, me vi de nuevo entre una masa turística y aunque apenas duró 24 horas… colmó el vaso.
Lo siguiente fue asumir que Fitz Roy sería de nuevo un lugar lleno de amantes de la naturaleza y yo necesitaba relax, anhelaba la sensación de estar aislado y en armonía con los Andes. Ahí fue cuando tome la decisión de cambiar mi itinerario y haciendo memoria, volvió en mente una noche especial, enigmática y entrañable en el camping de la motivación.

Uno de los animales que nos hicieron compañía en el camping
Javier y Lucrecia me hablaron aquella noche de entre otras cosas, del último lugar donde habían estado y del que por ahora no voy a decir mucho más que… es un escondite fantástico, una “Zona Zen” en mitad de los Andes. Pronto sabremos más sobre la buena onda que se puede disfrutar en el Parque Nacional Los Alerces. De momento les adelanto que en ese lugar habitan linces, pájaros carpinteros, zorritos muy curiosos y muchísimos más animalitos. Además la posibilidad de hacer senderismo sin tropezar con numerosas personas en el mismo camino, es tan real como cierta, yo mismo pasé horas caminando entre naturaleza y pajaritos cantando con alegría, sin ver un alma humana.

Arrayanes entre Alerces
La causa principal de que me encuentre escribiendo este post es darme cuenta de lo que voy a resumir ahora y la relación que ello tiene con lo escrito en el primer párrafo.
A lo largo de mi viaje ocurrieron tres cosas que, sin tener nada que ver la una con la otra y con varios días de por medio, me llevaron directo a la misma decisión:
Cambiar mis planes e improvisar.

Parque Nacional Los Alerces (El Chubut-Argentina)
Nunca sabré como lo habría pasado en el Fizt Roy ni a quien habría conocido ahí… lo que si se es que gracias a mi repentino cambio de itinerario, disfrute del resto de viaje tal y como estaba deseando. Con calma, buena compañía, buenas vistas y disfrutando de cosas que como no había organizado antes, no lo había visto ni en Internet.
Personalmente invito a todo el mundo a visitar cualquier lugar del mundo recomendado por quien sea, sin haber mirado literalmente nada en Internet, ni una fotografía. Hoy en día (esto es un extra que dejo aquí escrito) las personas vamos por primera vez a los sitios habiendo visto tanto en Internet que luego… nos sorprende la mitad.