Leópolis: Mi ciudad de Europa Oriental
Si llegas a un lugar y no te enteras de nada porque el idioma no tiene nada que ver contigo, puede ser agobiante si estás falto de información, más aún si la información es importante, la requieres con cierta urgencia y no manejas bien el inglés.
Mi caso no fue así! Reconozco que no fue por mi alto nivel de inglés (léase con un fuerte tono de ironía), más bien tuve una entrada triunfal al país en cuestión gracias a que fui acompañado por dos amigas que hablan el idioma local, el Ucraniano.
A partir de ahí me veo con la obligación de resaltar que ellas “me pusieron fácil y en bandeja” la posibilidad de disfrutar de Leópolis.
Por qué Leópolis?
«Porque si tuviera una escapadita, si me sobraran dos semanitas… volvería sin dudarlo para repetir bares y rebuscar aquellos que pasaron desapercibidos.»
Los bares? A qué viene esto ahora?
«Verás, resulta que en Leópolis hubo quienes tuvieron la magnífica idea de hacer que su bar, o pub según se mire… fuera distinto, especial, digno de fotografiar sabes? Y a día de hoy varios propietarios hicieron lo mismo aunque tengo mis sospechas de si no serán todos del mismo cabecilla… jeje El caso es que muchos de los locales hacen que quieras regresar por su estructura, su decoración y ambiente en lugar de por sus bonitas camareras o por sus ricas cervezas (que también eh…). Ese es uno de los motivos por los que volvería.»
La ciudad en general es literalmente “giganterrima”, de hecho si te subes al Higt Castle, puedes obtener unas vistas de 360º de la ciudad que se pierde en el horizonte, dividida por parques de gran extensión y abundante vegetación a los que me atrevería a bautizar como “Bosques urbanos”.
Leópolis también es conocida como Lviv no es cierto?
«Si»
Y volverías a ir sin esas amistades y la facilidad que te brindaron?
«A primera instancia diría que no porque asocio el lugar a su compañía, a vivir en la casa que poseen en Lviv y estar siempre con ellos en cada uno de los bares, parques, calles… de la ciudad. Estar sin ellos ya se me hace raro solo imaginarlo. Por otro lado mi instinto aventurero me dice que sí, debería probar la otra cara de la moneda, estar solo y apañármelas como bien pudiera con la facilidad del ‘yo ya estuve ahí y me lo sé’. Aun así, dame a elegir y yo lo prefiero con ellos.»
Se podría decir…
Que la impresión que me causó Leópolis está influenciada por el hecho de estar con Olga, Alina, Elena, Juan Carlos y Mariana, esta última es amiga de Olga y Alina y vivía ahí. El caso es ese, mi impresión fue estupenda porque disfruté como un niño chico de los bares, de los parques y de un agosto muy caluroso. También se vio influenciada por el hecho de pasar los días por el centro, ‘el casco antiguo’ que es bastante grande y da mucho de sí.
«Para que vuelva a ir yo solo, creo que debería darse la condición de ‘me pillaba de paso’ a quien sabe dónde, aunque si me lo propones en invierno… voy de cabeza! Si repitiera ya fuera con o sin ellos, invertiría tiempo en recorrer aquella parte de ciudad que se sale de lo turístico más allá de la zona céntrica y fachadas de colores, ventanas adornadas y callejuelas de raíles y adoquines.»
Que resaltarías del viaje a Lviv?
«La comida sin duda alguna! Comer los platos típicos de Ucrania es lo mejor! Personalmente la comida de la Europa Oriental me chifla, probé también platos típicos de Rumanía y tienen mucho parecido.»
Si alguien se anima a ir… en serio, comer todo lo que podáis!
Post sobre mi viaje a Leópolis:
