
Navidad y año nuevo en Cusco

Cuando desperté estaba en la terminal de buses, serían las 6 de la mañana y no tenía ni idea de si Cusco es una ciudad grande, pequeña o gigante. Más tarde me daría cuenta de que es inmensa.
Como siempre en las salidas una avalancha de taxistas te dice “plaza de armas”, “amigo, a plaza de armas solo cinco soles” y así hasta que montas en alguno o caminas hasta dejar atrás la terminal.
Decidí ir caminando hasta la plaza de armas ya que desde la App Maps.me, me parecía que estaba relativamente cerca. Sin embargo con las mochilas a cuestas me habría valido la pena pagar los cinco soles.
Tarde como media hora en llegar. En realidad si uno va sin equipaje es tan solo un paseo.
Un par de días antes en Puno había escrito una publicación en un grupo de Facebook solicitando recomendación de hospedajes y solicitado alojamiento en couchsurfing. Lo segundo no resulto sin embargo recibí numerosos comentarios diciéndome nombre, calle y precio de varios hospedajes.
Me puse a buscar alguno de ellos cerquita de la plaza de armas y al final di con uno llamado Auquis en la calle Shapy a tres cuadras de la plaza. Según el comentario su coste sería de 12 soles la noche pero resulto ser 15.
Después de comprar las entradas a Machu Picchu y Wayna Picchu, hable con el propietario del hospedaje, Redy, para ofrecerle mi apoyo trabajando por las mañanas de lunes a viernes a cambio de alojamiento y comida, hasta pasado año nuevo.
Como al día siguiente ya partía hacia Aguas Calientes y mi regreso no sería hasta el sábado por la noche. Acordamos que empezaría mi “voluntariado” el próximo lunes.
Así fue como sin darme cuenta y después de haber visitado una de las 7 maravillas del mundo, me vi trabajando en un hostel limpiando habitaciones, haciendo camas, limpiando y ordenando la cocina, barriendo, fregando y en ocasiones haciéndome cargo de la recepción porque Redy tenía que irse a realizar asuntos propios.
Me quedé en Cusco hasta el día 3 de Enero de 2018 y todos esos días tuve mucho tiempo para hacer tours (que no hice), callejear el por el centro, ir al mercado en varias ocasiones para comprar comida e incluso el 25 de diciembre fui al cine con una amiga de Francia (Julie) quien me propuso ir a ver la película de Coco.
Antes del 24 de diciembre, el centro de Cusco se veía relativamente tranquilo aunque siempre con la presencia de numerosos turistas pero, a partir del 25 y hasta año nuevo, la plaza de armas y las calles que la conectan con el mercado de San Pedro, se llenaban de puestos donde se vendía literalmente de todo.
Era como si todos los días hubiera mercado con numerosas artesanías, decoraciones navideñas, pirotecnia, panetones, vinos y tropecientas cosas de color amarillo.
En la plaza de armas durante el 25 durante todo el día se convirtió literalmente en un mercadillo masificado el cual podía demorar más de una hora en verse todo debido a la cantidad de personas que había.
Si querías comprar frutas, especias, carnes, pescados, papas o lo que fuera para cocinar en los días próximos, ahí había de todo y más. Yo como persona europea que visitaba Perú por primera vez no reconocía ni la mitad de las cosas que se vendían.
Por la zona centro de Cusco hay varios mercados artesanales donde se pueden comprar tantos regalos como aguante el bolsillo de cada uno. La mayoría de puestos venden lo mismo y de todo un poco como ropa, bolsos, telas y demás, hechas de alpaca, lana… junto a pequeñas artesanías de madera como pipas, llaveros, flautas, figuras de todo tipo y en algunas incluso joyas de plata.
Durante los días que estuve en Cusco comía en el hospedaje de lo que compraba en el mercado (verduras, fruta y especias) y en el supermercado (carne, pasta y salsa de tomate).
Sin embargo muchas noches no sobraba nada de lo que se habría comido ese día y optaba por irme un par de cuadras más abajo en la misma calle para comprar una o dos hamburguesas a 3 soles cada una.
Las compraba en unos carritos que se ponían a un costado de la calle sobre las 7 de la tarde y permanecían ahí toda la noche hasta que amanecía.
Dependiendo de quién hubiera en el hostel las tardes las pasaba o de relax en la cama viendo netflix, escribiendo, jugando un poco al móvil o me iba de paseo con los demás.
Julie llevaba un mes ahí, ya era como de la familia. El resto de habitaciones se iban llenando y vaciando cada dos o tres días por gente de todas partes con las que pudimos hablar, pasear e incluso compartir comidas entre todos.
La cena del 24 fue con Redy y unos amigos suyos en el hostel. Cenamos pollo, una especie de lasaña muy rica y como es tradición, panetón con chocolate calentito. Después de un brindis y dejar todo recogidito, nos fuimos a una discoteca llamada bajo cero donde bailamos y tomamos ron con coca cola hasta las 4am. Al día siguiente por la mañana… a trabajar.
La cena de Año Nuevo fue distinta, Julie junto a Redy cenaron fuera y yo me quede en el hostel con un grupo de argentinos que llegaron un par de días antes y con quienes lo pasé genial.
El día que llegaron me ofrecí a acompañarles para callejear el centro y esa misma noche fuimos de fiesta a un local que nos habían recomendado unos relaciones publicas vestidos de gallos con plumas de muchos colores en la cabeza.
Esa noche no solo fuimos a un lugar a tomar cerveza y escuchar música sino que pudimos ver un espectáculo que ofrecía un grupo de teatro de la escuela de Arte de Cusco y la verdad, fue muy entretenido de principio a fin.
Después de esa noche y a excepción de cuando estaba trabajando, pase los días con ellos de aquí para allá, o en el hostel jugando al tabu. También hicimos un free tour por el centro en el cual durante un par de horas nos llevaron por varios lugares explicándonos la historia de Cusco y los distintos edificios que se visitaban durante el recorrido, dando al final de éste una propina voluntaria al guía.
Free Tours by Foot, es la compañía que realiza esos tours en Cusco, Lima y Arequipa a cargo de unos hermanos que decidieron tomar esa iniciativa y que les está resultando muy bien en los últimos años.
Hicimos entre todos una compra en el supermercado para la cena de año nuevo y después fuimos a la plaza de armas a despedirnos del 17 y darle la bienvenida al 18.
Mi intención en este viaje era pasar esa noche fuera de España y ver como se celebra en otros lugares. Decidí que la antigua capital Inca sería el lugar ideal para ello y acerté.
A diferencia de España, no hubo campanadas ni uvas que comer. Llegado el momento la gente empezó una cuenta atrás (10…9…8…) que para nada coincidía con los del grupo que quedaba un poco más allá, pero bueno. De repente todo el mundo se puso a gritar, a brindar con las bebidas que tuvieran en la mano y a tirar fuegos artificiales.
Normalmente los años los comienzo más borracho que cuerdo, sin embargo esta vez y hasta la una más o menos, comencé el año un poco acojonado debido al uso inadecuado de la pirotecnia por parte de todo el mundo, literalmente todo el mundo, desde adultos a niños que tiraban cohetes por todas partes y muchos de ellos explotaban entre las personas en lugar de a 50 metros del suelo, pero bueno… fue realmente emocionante y unos momentos inolvidables.
Toda la ciudad se llenó de fuegos artificiales por todas las calles iluminando los tejados y fachadas. Las calles estaban llenas de gente bebiendo, cantando y bailando en un ambiente realmente amigable, sin ningún tipo de altercado del que nosotros tuviéramos constancia.
Al igual que en España, los bares y discotecas encarecieron el precio de sus bebidas e incluso cobraban 50 soles por entrar cuando dos noches antes entrabas gratis.
Hasta las 6 de la mañana estuvimos yendo de aquí para allá bebiendo y hablando con gente. Tras dormir unas horas… la resaca hizo acto de presencia y un par de nosotros lo pasamos bastante mal. Tanto que el día dos una de las chicas no tuvo fuerzas ni ganas de ir a la montaña de 7 colores como teníamos previsto.
Después de visitar la montaña de 7 colores, tocaba despedirse de todo el mundo y de Cusco ya que al día siguiente me iba en bus hacia mi próximo destino, Ayacucho.
En este viaje de tres meses, Cusco fue el lugar donde permanecí más tiempo (22 días para ser exactos) y fue una experiencia única ya que hice varias cosas por primera vez como ir al cine durante un viaje (fuera de España), trabajar como voluntario en un hostel, visitar una de las 7 maravillas del mundo y pasar la Navidad y Año Nuevo no solo fuera de España sino que en otro continente.
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