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Surcando Ámsterdam y un parque con conejos

Surcando Ámsterdam y un parque con conejos

Pasear por el centro de Amsterdam y ver todas esas callejuelas, canales, fachadas y bicicletas aparcadas por todos lados fue muy gratificante a lo largo de los poquitos días que pasamos en la ciudad. Pero más gratificante si cabe, fue sentirse capitán de una embarcación durante una hora y surcar los canales de Ámsterdam.

amsterdam

Una vez en la estación y de haber solicitado la información necesaria al africano más poliglota que conozco, fuimos al hotel cuya localización estaba fuera del centro pero a escasos 10 minutos en tranvía. Nos suponía el mismo gasto que un hostel en el centro así que preferimos la comodidad de una habitación para nosotros solos.

Mapa de Ámsterdam

Nuestro hotel estaba donde indica el dedo

Nos limitamos a pasear y contemplar los barrios céntricos de la ciudad, quisimos alquilar una bici pero cambiamos de idea cuando dimos con la alternativa de alquilar por una hora una barquita con pedales. Pudimos ser capitanes de una embarcación y con solamente tres reglas a seguir: no navegar por los canales en rojo (de un mapita que hay en la barquita), navegar siempre por la derecha del canal y ceder SIEMPRE el paso a embarcaciones a motor.

barquita a pedales

Capitán y timonel de barquita a pedales

Menuda aventura! Esquivando barcas y lanchas más grandes, recorriendo todos los canales permitidos y lo más importante! Decidiendo nosotros por donde queríamos ir, si virar a la derecha o a la izquierda en las intersecciones y acelerar al máximo (pedaleando claro) para no interferir otras embarcaciones. Más que una vuelta turística eso fue un juego de niños.

Surcando canales!

Surcando canales!

Ya con los pies en la tierra visitamos el Museo Erótico el cual nos sorprendió por varias cosas, una de ellas todo lo expuesto como diferentes animaciones, fotografías eróticas muy antiguas y objetos unos comunes otros bastante curiosos y fuera de lo común. La otra cosa que nos sorprendió fue la estructura interior del edificio la cual parecía un laberinto de pisos y escaleras ahora sube ahora baja, de un lado a otro y sin mantener orden alguno. A día de hoy aun tengo mis dudas de si nos olvidamos alguna sala por ver.

Museo erótico

En una de las salas podíamos ver muchas fotos antiguas la gran mayoría anti morbo total jaja

Museo erótico

Irónicamente en el centro de todos estos miembros viriles, habría agua bendita.

Nuevamente escaseo de fotografías respecto a lo que estoy contando gracias a los Gnomos ladrones de fotos… no hay manera de encontrar muchas de las que tomamos a lo largo de este viaje.

Una sorpresa fue volver a encontrarnos con las mismas personas que se bajaron en la misma parada que nosotros días atrás en Beersel (Bélgica), quienes huían corriendo a toda prisa de una mujer que les perseguía dando voces. A saber…

Museo erótico

Animaciones del museo las cuales algunas de ellas tenían movimiento

Museo erótico

Monumento de Marilyn Monroe

No vimos nada más que requiriera pago de entradas, decidimos pasear, ver las típicas letras gigantes y rojas del nombre de la ciudad, sus distintos barrios, nos fijábamos en las fachadas a cada cual más impresionante o espiábamos a las mujeres que posaban en los ventanales del barrio rojo.

Todas las noches cenamos en el mismo sitio porque nos pareció económico y por disfrutar de la comida vegana, en el Maoz Vegetarian, donde te ponían falafel en un pan de pita, pagabas y tenias libre albedrío a la hora de ponerte verduras. Disponías de gran variedad para elegir y lo mejor es que podías ir rellenando según ibas comiendo. Como Adriana es vegana eso para ella fue un paraíso después de comer la comida que llevábamos comiendo a lo largo del viaje.

Maoz vegetarian

Una de las noches aparte de pasear bajo la luz de las farolas y entre los reflejos de las mismas en los canales, también fuimos a un coffee shop cuyo nombre no recuerdo, por curiosear un poco aunque no fumamos nada y nos limitamos a tomar una cervecita.

Amsterdam

Amsterdam

Muy cerca de nuestro hotel había un parque el cual estaba repleto de conejos y madrigueras. Unos corrían de un lado a otro, otros simplemente pastaban o reposaban en el césped incluso bajo algunos coches aparcados al lado del mismo, como si fueran gatos vamos! No se escondían de los humanos aunque si mantenían distancias. Quisimos comprar zanahorias y comprobar si era posible darles de comer pero jamás lo hicimos. Fue algo que se nos olvidaba siempre y que solo recordábamos cuando cruzábamos el parque yendo y volviendo del hotel.

Parque con conejos

Apenas se aprecian pero ahí están!

Aparte de lo ya mencionado, algunos parques colindantes al centro de Ámsterdam y la estación central, no vimos mucho más por falta de dinero para pagar entradas en museos y demás.

Plaza Rembrandt

Plaza Rembrandt

amsterdam

Paseando por una de las aceras libres de bicicletas

El Museo de Van Gogh

Al fondo: El Museo de Van Gogh

Sin duda lo mejor de los tres días fue la visita al Parque Nacional Zuid-kennemerland y surcar cual juego de carreras los canales de Ámsterdam.

Y en París:

Jardín de Luxemburgo

Jardín de Luxemburgo

Nuestra última parada sería París donde apenas pudimos invertir día y medio “turisteando” sin contar con la ida y vuelta en bus (muchas horas) y teniendo en cuenta que el vuelo de regreso a España salía desde Bruselas.

Realmente un resumen no daría ni para la publicación de otro post hablando de lo que visitamos en tan poco tiempo. Así que continuaré aquí contándoles que visitamos todo lo común y más turístico de la ciudad, todo lo que nos dio tiempo pues las catacumbas por ejemplo no pudimos verlas. Si vimos todo lo demás en cuanto al centro de París se refiere.

Aquí dejo una breve galería con las poquitas fotos que encontré. Una vez más desconozco porque tengo menos fotos de las que recuerdo haber sacado en París. Estos Gnomos ciberneticos que me roban todas…

Mostrar fotografías

 

En fin, el viaje completo fue muy “a toda leche” desde el primer día en Brujas hasta el último en París. Sí que es posible ver todo lo que vimos pero para un viaje así (menos de un mes), recomiendo al menos un día más por lugar excepto en París donde vale la pena pasar como mínimo 5 días.

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¡Hola! me llamo Daniel Ballesteros y soy el autor de Humildad Mochilera.

Actualmente trabajo en Noruega, en la construcción concretamente. Estoy falto de tiempo para viajes largos y por eso el blog está «en pausa». Por ahora mi poquito tiempo libre lo invierto en estar con mi pareja y mis 3 mascotas 😉 mientras ahorro para el próximo viaje.

Espero que disfrutes leyéndome y ¡muchísimas gracias por visitar el blog!

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