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De Mont Rebei a Montfalcó: 5 razones para disfrutarlo

De Mont Rebei a Montfalcó: 5 razones para disfrutarlo

Cuando el calor aprieta, según la personalidad de cada uno actuamos en consecuencia. En mi caso busco sombra y me alejo de cualquier fuente de calor intentando estar cerca de cualquier cosa refrescante.

Para este verano si todavía no habéis estado en El Congost de Mont Rebei, lo recomiendo a pesar de la solanera que nos va azotando estos días. Voy a resumir  5 razones por las que debes ir a pesar del calor y al final si estas realmente interesado les doy una recomendación personal.

Mont Rebei para la gran mayoría es un sendero taladrado en una montaña gigante cuya pared no puede ser más vertical y que a su vez sigue un río. Si bien es cierto lo dicho, voy a añadir mucho más…

1. Los colores de Mont Rebei

Mont Rebei

En esta fotografía no solo se aprecia un nivel bajo del agua (por desgracia)… También puede verse un azul cielo mezclándose con los arboles que normalmente suelen estar cubiertos y la sombra de la montaña por la que pronto andaríamos. Veremos verdes y marrones por todas partes a lo largo de la jornada y según la hora… Kayaks de colores!

2. Adrenalina en pequeñas proporciones

Mont Rebei

En pequeñas proporciones porque realmente puedes ir cogido de un cable sujeto a la pared por lo que te sientes más seguro. Al mismo tiempo asomarse y ver el río con esa verticalidad irradia muchísimo respeto si le tienes «cosilla» a las alturas. Caminar por ahí suele ser a la sombra por lo que si eres como yo, de los que odia el sol sabes? pues por ahí te garantizo un 70% de sombra mientras sigas bajo la montaña claro.

Mont Rebei

En esta imagen también puede verse el bajo nivel de agua en el verano de 2015.

3. Y lo que te puedes encontrar!

Y es cuando llevas un buen rato caminando por el perfil de la montaña, que a parte de ver algún que otro banquito para descansar con unas vistas realmente alucinantes, ves un caminito que sube a tu izquierda, bastante empinado y de difícil acceso. Quisiera recalcar dos cosas, de difícil acceso y en nuestro caso le daba el sol.

Una vez llegado a la pequeña brecha que al menos desde abajo así lo parecía… topamos con lo siguiente:

 

Mont Rebei

 

Vale si, vas por el senderito a la sombrita gran parte del tiempo pero el ambiente no deja de ser cálido lo reconozco. Entonces llegar a esa cueva es como esa botella de agua que le dan al corredor de una maratón y que en lugar de bebérsela se la tira por encima… pues Igual.

Luego no había manera de irse de ahí por el frescor que nos envolvía. También vimos un par de sillas plegables, un par de goteras y al fondo olía un poco mal por la confusión de alguno que creyó que aquello era un aseo publico… Desde ahí las vistas que tienes si te asomas son increíbles.

Ver también otro color más que añadir al primer apartado del post, un marrón rojizo con agujeritos negros donde quizá habiten murciélagos.

4. Más lo que habrá debajo!

Siguiendo con nuestro patrón de «tenemos que meternos por todas partes», de nuevo vimos un camino que se desvía esta vez hacia la derecha, osea, hacia abajo siguiendo el perfil de la montaña, en dirección contraria y hacia el agua.

Mont Rebei

 

Nota: Mi hermano esperó sentadito al borde del camino mientras yo me aventuraba a llegar al otro lado para tocar la pared y ver si había sitio donde hacer pie.

Cuando llegas a ese punto del camino en el que el agua impide continuar es en plan… en serio?? con la que esta cayendo? Al agua ya!! Y así fue. Nadar ahí sin saber si bajo mis pies había 3 metros o 40, sin saber si el bajo nivel del agua me permitiría notar la copa de algún árbol o si esa idea simplemente era imposible… era realmente emocionante.

Lo mejor fue hacerme el muerto y ver lo que vi, lo que había ni más ni menos.

Estando en mitad del caudal y mirar hacia arriba fue majestuoso y acojonante, dos muros de roca que se alzaban hacía el cielo, con alguna nube blanquita. Estando a flote de un agua cristalina mirando un cielo limitado por dos crestas montañosas a 100 metros (por decir algo aproximado) la una de la otra… fue realmente mágico.

5. Acariciando ambos perfiles.

Y es que cuando se acaba el sendero metido en la pared por la que vienes caminando un buen rato, te metes en un sendero entre arboles y vegetación. Continuas y te encuentras con un puente colgante que cruza al otro lado y te preguntas… tendré que volver por otro sendero metido entre la roca?

Mont Rebei

Va a ser que no. De ese lado tienes para disfrutar aún más de la adrenalina caminando por una pasarela como esa. Habiendo dejado muy atrás el Congost de Mont Rebei (Lugar de salida; «Parking la Masieta») y del otro lado del río te ves recorriendo las pasarelas de Montfalcó.

Mont Rebei

Perdimos tanto tiempo en el agua, en la cueva y haciendo el payaso por el camino que nos resultaría imposible llegar al refugio de Montfalcó y volver al coche antes de que anocheciera. Así que no hicimos todo el recorrido y nos dimos media vuelta antes. Adriana y yo habríamos continuado pero mis dos hermanos estaban cansados ya, sobre todo el pequeño y nos vimos con el deber de volver…

Me queda pendiente completar todo el camino.

Aun así recomiendo:

Dedicarle un día (rapidito de ida y vuelta hasta las escaleras) o dos (con la caaalma y haciendo noche en el refugio). La segunda opción es mejor ya que un día lo inviertes en ir, otro en volver y la noche la puedes disfrutar estando en la montaña. Esto ultimo es lo que a mi más me fascina, la noche en la montaña.

Y no solo eso… desde el refugio de Montfalcó hay varías rutas alternativas por lo que en mi próxima ocasión les adelanto mi itinerario y recomendación personal:

Día 1: Salida desde el Parking la Masieta¹  y pernocta en el refugio².

Día 2: Rutas alternativas por la zona desde el refugio y pernocta en el mismo.

Día 3: Salida desde el refugio y vuelta al parking por el otro camino³.

Nota 1: Cobran 4€ por aparcar, día completo.

Nota 2: Dispone de 40 plazas creo recordar y recomiendo hacer reserva.

Nota 3: Existe un camino alternativo al que narré en este post, que en lugar de ir por el borde de la montaña, va por encima y es el que realmente llega a la cima del Congost de Mont Rebei.

 

Nuestra aventura fue corta ya que no se alargó más de un día pero si muy intensa y emotiva. La compañía de Adriana y mis hermanos, la cueva y bañarnos bajo dos muros de roca más todos esos colores y vistas del mundo que habitamos hicieron de la jornada un día diez, un día 5 estrellas.

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¡Hola! me llamo Daniel Ballesteros y soy el autor de Humildad Mochilera.

Actualmente trabajo en Noruega, en la construcción concretamente. Estoy falto de tiempo para viajes largos y por eso el blog está «en pausa». Por ahora mi poquito tiempo libre lo invierto en estar con mi pareja y mis 3 mascotas 😉 mientras ahorro para el próximo viaje.

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