
Las maravillosas vistas de Ronda

No tenía ni la más remota idea de lo que nos esperaba ese día. De momento estábamos aparcando el vehículo en una de las calles de Ronda. Luna y Jake estaban ansiosos por correr y lamentablemente no iban a poder pues debían estar atados todo el rato.
Empezamos a caminar los cuatro hasta topar con una muralla de piedra gigantesca, estábamos en la edad media? No creo porque hay coches y motos por todas partes… Una calle curiosamente llamada “Calle cuesta de las Imágenes” ascendía por un lateral de la muralla en cuestión y continuamos por la misma.
De golpe y porrazo nos adentramos a un laberinto de paredes blancas. De ventanas bonitas y fachadas humildes. Gran parte de las casitas son blancas por lo que se ve. Callejeamos subiendo y bajando algún que otro escalón, descubriendo la Plaza Duquesa del Parcent, la Plaza Mondragon, un par de museos que no recuerdo y el Arco de Felipe V.
Resulta que el casco antiguo de Ronda es muy visitado por turistas y resulta también que esconde muchas sorpresas. Supongo que Adriana estaba enterada de todo ello pues sugirió hacer esta visita, por mi parte no sabía nada de todo aquello, solamente que veríamos un pueblo bonito y visitaríamos unas cuervas.
Empezamos a contemplar los acantilados donde yacen el resto de edificios del otro lado del puente nuevo. Una vez cruzado el puente, bordeamos los acantilados para contemplar la parte del pueblo de la que proveníamos y como no… unas vistas muy bonitas del valle. Nos encontrábamos en un mirador cuyas vistas dejaban sin aliento, justo al lado de la plaza de toros, en el parque Alameda del Tajo.
Para adentrarnos más aun en Ronda, en la antigua Ronda claro, recorrimos la Calle Rosario y la Calle Virgen de los Remedios después. En ésta última se encuentra un callejón por el lado derecho que da a un paseo de escaleras las cuales te muestran el acantilado del río.
Desde ahí se puede ver el puente nuevo, y siguiendo hacia abajo cruzamos el puente viejo, no sin antes sacarnos una foto en la fuente. Una fuente de 8 grifos cuyo aspecto no pasa desapercibido e incita a sacarle fotos.

Puente Viejo
Cruzamos el puente y subimos por una calle que parecía una muralla, y ahí estaba el Arco de Felipe V. Continuamos callejeando por la parte antigua, curioseando. Ya teníamos hambre y quisimos probar dulces típicos.
En ese pueblo tienen un don para ello! Probamos varios cuyos nombres no recuerdo y sorprendido me quede cuando vi que estaba comiéndome uno con canela! Odio la canela y ese dulce estaba buenísimo. Ojala recordara como se llama. Si visitáis Ronda comer dulces en serio!
Pasada la hora de comer nos volvimos al camping y pasamos la tarde de relax junto a los perros, no sin antes caminar por encima de la muralla que vimos al inicio de nuestro paseo por Ronda.

Puente Nuevo
No vimos cueva alguna… Resulta que las cuevas de Nerja están precisamente ahí, en Nerja. Así que a la mañana siguiente nos tocaría partir al lugar en cuestión, con la impresión de dejar atrás un gran pueblo de fachadas blancas y adoquines por doquier.
Sin duda fue una gran experiencia el pasear por Ronda y su laberinto de calles. El helado que nos tomamos cerca de la Plaza España nos sentó genial también. Ya solo nos quedaba acomodarnos en una tienda de campaña y dormir. Hasta la mañana siguiente.