
Los Alerces: Camping Los Arrayanes
Pip pip pip pip! Pip pip pip pip! Cantaba mí Casio a primera hora de la mañana. Tenía una hora para desayunar y desmontar la carpa antes de estar en el camino a la espera del bus. Me dirigía al Camping Los Arrayanes, donde comenzaría otra amistad y otra etapa de viaje.
Así de bonito es el bar del Camping Los Arrayanes!
En una de las hamacas se encuentra Borja leyendo pero entonces aún no nos conocíamos. A quien si conocía es a otro chico que se bajó conmigo del bus y bueno, me da coraje no recordar su nombre… no sé por qué no lo anotaría.
Lo primero que vimos fue esta monada de gatito, quien nos acompañó hasta la entrada del camping asegurándose nuevos clientes para sus dueños, cual relaciones públicas! No sería el único animalito junto a nuestras carpas…
También tendríamos vaquitas y toritos pastando y vigilando nuestras pertenencias durante nuestra estadía en Los Arrayanes. Como se aprecia, no era necesario guardar muchas distancias ya que fueron muy amigables.
Esas son las pertenencias del chico cuyo nombre no recordaré, a buen recaudo! Mí carpa también tenía su propio vigilante montando guardia a escasos metros.
Después de haber montado las carpas decidimos hacer un par de excursiones durante ese día. Según nos fue recomendado en el bar del camping, fuimos a Laguna Escondida primero y por la tarde seguimos un sendero que sigue paralelo al río.
Tras un rato subiendo al mirador, las vistas fueron tal que así. Se puede ver al fondo el Lago Menéndez, a la derecha la Laguna Verde, el río Arrayanes y ese claro entre árboles, nuestro camping!
En esta fotografía se ve mejor la Laguna Verde, mi intención es mostrar el cerro que hay a la derecha pues ahí arriba subiría mañana y en ese preciso instante Borja estaba subiendo (nos lo contó esa misma noche). Se trata del cerro El Petizo (1930m).
Esa es Laguna Escondida y nosotros dos admirándola, disfrutando de su calma. Se encuentra por detrás de la montaña donde estábamos, la del mirador. Estuvimos un rato sentados, charlamos y nos volvimos para disponer de tiempo e ir al otro sendero que sigue paralelo al río.
Así de limpio y cristalino luce el río. Comenzamos el sendero que sale desde el mismo camping para llegar hasta un alerce inmenso, motivo por el cual existe la excursión. De camino nos adentramos a un bosque de alerces y arrayanes de todos los tamaños.
Así son los Arrayanes
La verdad es que disfrutamos un montón de esta caminata debido a las vistas que ofrece al río Arrayanes y las numerosas playas que son perfectas para tomar el sol y bañarse, algo que no hicimos la verdad.
Ojalá el tiempo hubiese sido algo más caluroso esos días! Menudos baños nos habríamos dado! Había playas a cada rato pero… olvidaros de arena finita y suave para los pies, todo era piedrecitas, barro y césped.
No tardamos mucho más de una hora en llegar al final del sendero. Éste zigzaguea de tal modo que de estar junto al río pasas a adentrarte al bosque y así en varias ocasiones. Nos llamó la atención el cruzarnos con tantos árboles caídos bastante grandes.
La vuelta fue aún más breve ya que no nos detuvimos ni una sola vez. Por desgracia durante el regreso, el chico con el que iba perdió la gorra y no la encontramos.
Después de una rica ducha de agua calentita fui a la terraza del bar donde Borja leía, pedí una cerveza y me senté. Al minuto estábamos hablando y dejo de leer para intercambiar historias de viaje. Borja me hablo de su viaje por el Sureste Asiático y de ahí surgieron las ganas de ir por lo que espero hacer un viaje parecido al suyo en 2017.
Cuando nos quisimos dar cuenta eran las 11pm y ahí seguíamos los tres hablando y bebiendo cerveza. Aun siendo tarde, decidimos compartir lo que teníamos cada uno e hicimos una cena exquisitamente buena, a base de arroz, guisantes, calabaza y… «secretos de la casa».
Lo pasamos genial desde que encendimos el fuego hasta el momento de acostarnos. Hablamos y reímos sobre infinidad de cosas que van surgiendo y que ahí quedan pues yo al menos ya ni me acuerdo. Lo que sí es seguro que ahí fue cuando Borja nos contó de su ascenso al cerro El Petizo y de ahí que yo quisiera hacerlo al día siguiente.
Una de las playas del Río Arrayanes!
Y hasta aquí el post de hoy! Tras cenar decidimos acostarnos pues ya era tarde y al día siguiente quería subir al cerro con tiempo, algo que me llevaría todo el día. Ya les contaré.
Espero que os haya gustado e incitado a visitar este hermoso lugar!