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Los Alerces: 6km hasta la Cascada Irigoyen

Los Alerces: 6km hasta la Cascada Irigoyen

Seguí un consejo que recibí días atrás a lo largo del viaje por la Patagonia, ahora mismo puedo reconocer que hacerles caso fue literalmente lo correcto. De modo que voy a comenzar con un agradecimiento por la noche compartida en el camping la Granja: Gracias Javier y Lucrecia, fue por vosotros que visite tan asombroso lugar, el Parque Nacional Los Alerces.

Los Alerces

Realmente no tenía muy bien organizados los días que ahí pasarían pues mi intención no iba más allá de algo simple: Disfrutar de la naturaleza en soledad.

Disfruté de la naturaleza cada segundo que pasé entre Arrayanes, lagos, riachuelos y pajaritos pero de la soledad… solo el primer día y aun así, me bastó.

Los Alerces

Estando en el punto de información de Futalaufquen, me enteré de la distancia aproximada hasta donde sería mi salvaje hogar por una noche. Seis quilómetros nos separaban a mis mochilas y a mí del camping libre Cascada Irigoyen.

Los Alerces

Pude fotografiar cantidad de pájaros no solo durante esa primera caminata sino todos los días que ahí pasé. En un principio creí que habrían sido más porque mi intención era recorrer los 65km aprox. que tiene el PN Los Alerces a pie… luego vi que no solo iba a ser una locura sino que disponía de un bus que recorre el parque un viaje de ida, otro de vuelta.

Los Alerces

Me encontraba bordeando el Lago Futalaufquen de camino al camping donde iba a pernoctar esa primera noche y, mientras observaba el otro lado del lago me preguntaba si sería posible ver pumas. No fue posible avistar ejemplar alguno pues dicen que huyeron hacia el sur a causa de un incendio (se sospecha que provocado) que arrasó con varias zonas del parque.

Los Alerces

Un rato después, llegue al camping y monté mi humilde carpa. En realidad no me sentía como en un camping… me sentía como en una orilla cualquiera del lago, acampado en tierra de nadie y eso, me reconfortaba mucho. Ni recepción, ni barbacoas, ni duchas, ni literalmente nada! Estaba simplemente en una zona de acampada permitida en mitad del bosque.

Los Alerces

Hice la comida y mientras comía llegó un matrimonio de argentinos con su autocarabana. Al verla me brillaban los ojos con la envidia sana de siempre cuando las veo. Mientras ella empezaba a sacar la mesa y las sillas plegables, él se acercó para saludar, disculparse por romper mi soledad e informarme de cómo llegar a la cascada que da nombre al «camping» donde estábamos.

Los Alerces

Después de comer me acerque a verla y la verdad no fue nada difícil encontrarla. Me quedé un buen rato sentado escuchando el bosque y mirando el agua caer… no eran ni las tres de la tarde y ya había visto todo lo que podría ver por la zona. Me limité a pasear, fotografiar y disfrutar de mi estadía.

Los Alerces

Esa noche me ocurriría algo inesperado y que por fin me demostró que mi carpa no era la mejor del mundo… Puedo prometer y prometo que yo estaba seguro de que así era. Esa noche no llovió ni nevó, de hecho eso no supone un problema para la resistencia de mi carpa pero, esa noche hizo un viento más que considerable.

Los Alerces

Vah, el viento tampoco era un problema… la tienda seguía firme en su sitio protegiéndome mientras cocinaba y cenaba ahí dentro, con el cuidado y precauciones que hacer eso implica. Sin embargo una vez acostado y con intención de dormirme lo antes posible para madrugar…

Los Alerces

Estando boca arriba notaba algo extraño, cuando decidí encender la linternita vi que estaba todo lleno de polvo flotando. Un polvo minúsculo y angustiante. Resulta que el viento se colaba entre el doble techo de mi carpa introduciendo las motas de polvo más remotamente pequeñas, por las mosquiteras que hacen de mi hogar un sitio transpirable y ventilado.

Los Alerces

Intentaré explicar cómo solucioné ese problema con bolsas de basura y pinzas de tender la ropa, menos mal que mi tía antes de salir de casa me obligó a llevarme un puñado de éstas.

Breve explicación:

Rompí las bolsas por sus costuras laterales haciendo de ellas una lona de plástico rectangular. Con las pinzas sujeté las lonas a la parte inferior del falso techo (la capa exterior de la carpa, la impermeable). Todo esto sin salir del interior por supuesto… proseguí introduciendo la lona (bolsa rota) por debajo el «suelo» de mi carpa, de ese modo quedaría sujeto con mi propio peso. Y así aislé por completo el exterior del interior. Cuanto más fuerte sople el viento, más se introducirá la bolsa bajo la carpa –pensé orgulloso.

A la mañana siguiente después de recoger todo y desayunar, me fui al camino de ripio que atraviesa el PN Los Alerces para tomar el bus.

Los Alerces

Si… un bus que va de Esquel a Lago Puelo. Un solo trayecto de ida, otro de vuelta. Así que si quería aprovechar ese servicio para ahorrarme las caminatas de camping a camping y aprovechar el tiempo en rutas de senderismo, tenía que estar en la carretera a tiempo.

Esa fotografía tiene un por qué.

Y es que el señor del sombrero con bigote, me pareció muy pero que muy borde y grotesco con un par de mochileros Argentinos. Él es el chofer que todos los días hace el mismo trayecto y quizá asqueado con la rutina de siempre… se le olvida ser amable con sus clientes. En esa ocasión les faltaba plata para subirse los tres mochileros, sus vestimentas a mí me parecían normales, algo sucios pero que vamos a esperar de alguien que esta de acampada por un periodo de tiempo vacacional? De un camping a otro… en fin. Me sentí fatal con la discusión que mantuvieron y las acusaciones del chofer hacia los tres jóvenes.

El joven de pantalones blancos… supongo que el nieto y que por ser verano, estaba de ayudante en la tarea de carga y descarga de mochilas.

El resto de personas, otros como yo que estaban de camping en camping o, de paso entre Esquel y Lago Puelo, pasando por Cholila, Epuyen y el Hoyo, total de pueblos que recorre ese bus.

Los Alerces

En cuanto me bajé del bus, se acabó mi soledad pero continuaría disfrutando del parque, de todo lo que esconde y que pronto iba a descubrir.

 

Para saber más sobre quien y como se me informó de este parque, leer el post El camping de la motivación.

 

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¡Hola! me llamo Daniel Ballesteros y soy el autor de Humildad Mochilera.

Actualmente trabajo en Noruega, en la construcción concretamente. Estoy falto de tiempo para viajes largos y por eso el blog está «en pausa». Por ahora mi poquito tiempo libre lo invierto en estar con mi pareja y mis 3 mascotas 😉 mientras ahorro para el próximo viaje.

Espero que disfrutes leyéndome y ¡muchísimas gracias por visitar el blog!

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