
No hace falta dar la vuelta al mundo, basta con tener hermanos.
En esta ocasión escribo sobre una escapada repleta de nieve, donde mi hermano y yo nos reímos muchísimo mientras intentábamos que la nieve de los arboles nos cayera encima. Más que un resumen… es una pequeña reflexión de lo poco que hace falta para disfrutar de la vida sin necesidad de irte a la otra punta del mundo, sin excederse en gastos… solo hay que disfrutar del momento.
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